El sábado 14 de marzo de 2020 el Gobierno español aprueba el estado de alarma y decreta el confinamiento de toda la población para frenar el coronavirus.
Ante una situación como la que se nos viene encima —encerrados, aprendiendo a teletrabajar, con niños, sin otro plan que estar en casa…—, ¿qué puede hacer un estudio de comunicación y diseño? ¿Cómo ser útiles —o intentarlo al menos— desde la convicción de que nuestro trabajo no es superfluo?
Esta modesta reflexión es el origen del ‘Diario Visual de la Cuarentena’, un proyecto que un año después merecerá inesperadamente numerosos reconocimientos: un Laus de Oro, el Best of Show en los Premios Malofiej de Infografía, el Teobaldo al mejor trabajo de innovación periodística concedido por la Asociación de Periodistas de Navarra…
Y es que unas empresas se reconvirtieron entonces para fabricar mascarillas o respiradores. Otras colaboraron para producir y repartir alimentos, o para cuidar a los más vulnerables… La respuesta general fue admirable. Pero nosotros queríamos contribuir haciendo lo que sabemos hacer. Queríamos contar lo que estaba pasando, lo que estábamos viviendo, desde nuestra alma de periodistas, diseñadores, visualizadores… Porque eso también era muy importante. Encontramos la respuesta en la infografía.
Infografía para contar lo que pasa
El lunes 16 de marzo ofrecimos a Diario de Navarra, el principal periódico de nuestra comunidad, una columna diaria durante el tiempo que durara el confinamiento. Desinteresadamente. Y no una columna cualquiera sino una columna visual: un espacio de formato fijo en el que hacer recuento de lo que pasaba en nuestros domicilios y mostrarlo con distintos tipos de visualizaciones.
Queríamos que los lectores del periódico encontraran el gráfico cada mañana y se reconocieran en las historias
Queríamos constituirnos de alguna manera en representantes del ciudadano medio. ¡O en reporteros! Aspirábamos a reflejar nuestras “nuevas” vidas en casa. Nuestros nuevos hábitos, horarios, tensiones, sensaciones, humores, manías, miedos… ¡Había tanto que contar y compartir! Queríamos que los lectores del periódico encontraran el gráfico cada mañana y se reconocieran en las historias mínimas que presentábamos.
‘Data humanism’
No se trataba de una columna periodística convencional, pero sí de puro periodismo de datos. En contra de lo que algunos pueden pensar, los datos no son fríos sino que siempre esconden detrás a seres humanos. Vida. Es lo que la diseñadora de Pentagram Giorgia Lupi llama acertadamente ‘data humanism’. Sumándonos a esa corriente que reivindica el ‘calor’ profundo de los datos no reñido con el rigor, nos servimos de la infografía para contar buenas historias que estaban ocurriendo en nuestras casas, en las de todos.
Nuestra aportación profesional al confinamiento fue, pues, una columna en un periódico. La primera se publicó el jueves 19 de marzo de 2020. Durante 53 días, ininterrumpidamente hasta el comienzo de la desescalada, el 4 de mayo, lo contamos todo, lo anotamos todo. Sin colchón, sin red de seguridad. Con la presión del cierre del diario siempre encima. Incluso fines de semana o durante la Semana Santa.
Discutimos mucho, reñimos un poco. Acabamos agotados. Pero el esfuerzo valió la pena. O, al menos, eso nos dijeron los lectores y muchos colegas que también nos seguían a través de internet o de las redes sociales. El ‘Diario Visual de la Cuarentena’—recogido después en otoño en un libro que incluye la serie completa de 53 columnas— es la prueba de que el buen periodismo sirve para reconocernos y, sobre todo, para construir sociedades democráticas más fuertes y justas.