Llevamos un buen tiempo en que el lenguaje de la visualización de datos se nos ha hecho común: curvas de contagios, mapas de zonas de salud, cómo funciona el virus… Pero la visualización de datos no sólo es un lenguaje para hablar de grandes magnitudes o lo que se conoce como el ‘big data’. También existe una infografía más pequeña, muchas veces inadvertida, y no por ello menos real: la que habla de nosotros, de nuestro día a día. ¿Cuánto me quieres? ¿Cómo te sientes hoy? ¿Avanzaste de algún modo? Sensaciones y sentimientos pueden —por qué no— traducirse a gráficos. Con resultados muy interesantes.
La diseñadora italonorteamericana Giorgia Luppi inventó un nombre para estos gráficos mínimos y humanos: ‘data humanism’. Es esta última forma de entender la visualización de datos la que más me llama la atención y la que más me interesa para construir puentes de entendimiento. Os comparto aquí dos proyectos: el primero, un encargo de una amiga; el segundo, un proyecto personal para mi novia. Los dos se podrían ajustar al llamado ‘data humanism’.
La genealogía de una relación
Para investigar la historia familiar de una persona se suelen realizar árboles genealógicos. Estos árboles se ramifican y se hacen más densos a medida que nos acercamos al presente. Es fácil de entender: el presente lo tenemos más cercano, conocemos de primera mano a las personas que atesoran esos datos, podemos descubrir así el origen y las descendencia de una familia determinada… Pero, ¿y si quisiéramos hacer el árbol genealógico de una relación? ¿Por dónde empezaríamos?
Resultado del gráfico “Raíces de una relación” donde analizaba cómo era una relación y cómo había crecido durante un año.
En 2021 me puse a ello: abordé la relación de una amiga para buscar el origen y desarrollo de una relación suya. Me serví de una flor como imagen base y la dibujé a gran tamaño en un póster de formato A0. Como se puede ver en la imagen adjunta, el tallo de la flor se divide en doce ramas. Cada una representa los meses del año. Estos, a su vez, se subdividen en días. La largura expresa las horas del día. Con ‘gomets’ de dos colores (un color para cada persona), la visualización muestra cómo y cuándo se declararon el amor.
La visualización puede ser en sí misma una declaración de lo que los datos son y expresar. Este trabajo me enseñó que, en realidad, todo el mundo puede hacer gráficos si tiene las herramientas adecuadas. En este caso bastó una plantilla (que te puedes hacer con ella y descargar aquí) y unos gómets para hacer una visualización de datos personal y única.
Punto a punto
Siempre he sido un poco romántico, a mi manera. Cuando mi chica y yo cumplimos un año de relación (en 2017), me propuse poner números a nuestra relación. Para ello, registré durante un año todas las veces que intercambiaba con ella ese sentimiento. Es decir, todas las veces que nos decíamos ‘te quiero’, cualquiera que fuera la forma como lo hacíamos. No sólo analicé el número de esos intercambios sino también la hora del día en que nos enviábamos los mensajes (en mensajes y chats de WhatsApp). El objetivo era mostrar cómo la correspondencia entre dos personas puede demostrar las dificultades de una relación, lo que dice también mucho sobre su personalidad.
Resultado del gráfico ‘365 días 2 palabras’ impreso en A0.
A partir de ahí, claro, surgen muchas otras cuestiones que también se pueden representar: ¿somos más cariñosos en verano o nos sentimos más tristes en invierno?, ¿somos más cariñosos por la mañana?
El póster, impreso finalmente en formato A1, es en realidad un registro epistolar moderno. La pieza fue incluida en la lista de los prestigiosos premios Information is Beautiful, en la categoría People, Language & Identity.
La visualización de datos es un lenguaje que puede ayudar a verbalizar lo abstracto o, al menos, lo menos tangible, lo que parece menos cuantificable, menos real… y convertirlo en un lenguaje universal y accesible.
Que nos ayuda a entender.
Que nos acerca a los demás.
Que con unos pocos conocimientos básicos, por cierto, podemos asumirla cualquiera.
Con una plantilla y unos gomets de dos colores, ¡mi amiga pudo recolectar sus propios datos, encontrar patrones y visualizarlos!
Un ‘gomet’ y unas líneas. Sí, un gráfico puede convertirse en poema visual y decir ‘te quiero’.