Portadas de discos: aún hay hueco para la creatividad
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Portadas de discos: aún hay hueco para la creatividad

Pablo Errea septiembre de 2023

Hablemos de la “cara A” de la industria musical, la cara bonita, ahora que la cara “B” (la uniformidad, la sobresaturación, o los precios dinámicos de las entradas que están matando a disgustos al incorruptible Neil Young) muestra signos de decadencia.

Hubo un tiempo en el que la gráfica musical sirvió de revulsivo al arte. Lo sacó de los museos, galerías y colecciones privadas y lo llevó, de la mano de las carátulas de discos, a las estanterías de nuestras casas. Y a un precio popular. Algo bueno ha quedado de todo aquello: las portadas de discos siguen siendo un vergel creativo.

Porque, después, vinieron varias “revoluciones”: la muerte del vinilo, el cassette y su desaparición, el compact disc (CD) y la suya, el nacimiento de la música en línea o, incluso, la resurrección de los viejos formatos, conviviendo con las plataformas de streaming. A todos esos cambios, que han tenido lugar en menos de cien años, han sobrevivido la música y su industria.

A pesar de la velocidad a la que evolucionan los formatos, la portada de un disco sigue siendo algo bastante parecido a lo que empezó siendo en las primeras décadas del siglo pasado.

Cuatro claves para diseñar una portada

Se pueden distinguir cuatro factores clave para la configuración de una portada disquera. La consideración de todos ellos han alargado la vida de este soporte.

1. Formato. Las portadas son cuadradas porque los discos son redondos. Obvio. Aunque la reproducción vía streaming las hace innecesarias, pues ya no se trata de un disco que gira sobre una aguja o lector, el formato ‘portada’ se impuso y no se da a la fuga. Todavía se siguen produciendo y vendiendo discos de vinilo. Eso sí, empiezan también a aparecer formatos animados y otros más raros en las plataformas de streaming. Como siempre, no sabemos dónde acabará esto.

2. Tamaño. Si consultas cualquier sitio de música, la reproducción de la portada de un disco se ve hasta diez veces más pequeña que la de un vinilo real y cuatro veces más pequeña que la de un CD real. Es decir, la imagen digital de una portada, lo que casi todo el mundo ve, es algo realmente pequeño.

Página de críticas musicales de la revista Pitchfork

3. Tiempo. En el catálogo Jazz Gráfico (IVAM, Valencia, 2000), los autores de las portadas de Jazz de Verve, Columbia o Blue Note coinciden en resaltar lo mismo: cuando trabajaban como asalariados de estas compañías en los años 60 del siglo pasado, los lanzamientos eran constantes y tenían que elaborar varias portadas cada semana. En aquellos años de oro las tiendas estaban repletas de novedades… y de público para adquirirlas. La competencia exigía crear portadas atractivas y renovarse de manera urgente y efectiva. Esa situación generó una manera de hacer portadas que sigue teniendo vigencia hoy.

4. Libertad artística. ¿Packaging u obra de arte? Según. Unas disqueras tienen clara y acotada su línea gráfica. Otras, en cambio, la prefieren totalmente abierta. Los sellos que más despachaban en la edad de oro solían contratar diseñadores en nómina. El resto encargaba el trabajo a autores deseosos de un escaparate visual. Hoy, en bastantes casos, es el propio grupo el que a coste cero se encarga de la dirección artística de su álbum, también de la portada. Pues bien, a pesar de la mayor o menor libertad disponible, hay reglas comunes, herederas del packaging, que fijan lo que debe contener la carpeta: información sobre la duración de las canciones, notas, créditos, letras, códigos, etcétera.

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Ejemplos de portada, contraportada con notas, galleta de un compact disc.

¿Cómo se plantea hoy el diseño de un lanzamiento discográfico?

Plazo. A pesar de que las ventas de novedades ya no son lo que eran, se sigue teniendo muy en cuenta el lanzamiento del álbum físico al mercado. Las plataformas digitales permiten a los sellos tener discos en el escaparate virtual durante semanas o meses previos al lanzamiento. El oyente puede disfrutar de dos o tres canciones, lo que puede ayudar a calcular la audiencia y el número de copias que se venderán, planificar la campaña o dar al traste con el lanzamiento.

Diseño. quien se encarga de la creatividad del álbum tiene que plantear con antelación una portada, variantes de la misma que puedan convertirse en single y un sistema visual que dé un mismo aire a todo el trabajo, para no quedar perdido en las entretelas de Spotify. Además, es importante todo lo que no es creatividad: crear mockups del álbum físico, recrear la experiencia de tenerlo en las manos para incentivar la demanda. La venta de un disco físico sigue siendo la operación que más ingresos proporciona.

Bocetos para la cubierta de “Revolver”, obra de Klaus Voormann para The Beatles en 1966

¿De dónde viene la idea?

El mejor briefing para concebir una portada de disco es disponer de la música y sumergirse en el contenido e intención de las letras. También, ayuda conocer mejor al autor o intérprete, sus gustos y sus manías, y las circunstancias que le rodean en el momento de publicar la música. Y llevar todo eso a un terreno en el que se esté cómodo y no desentone. Pongámonos en el pellejo de quien va a comprar el disco: el conjunto de todas las sensaciones que provoca esta música, esta imagen, en este momento. ¿Qué hace este artista hoy? ¿Qué aporta su música? ¿Qué tiene de especial o de único?

Hay autores capaces de transmitir ese encanto especial en cada portada y, a la vez, consciente o inconscientemente, dejar implícita su firma en el trabajo que hacen. No es sólo su estilo sino también sus aportaciones.

“Smash songs hits”. Rodgers & Hart (1938). Portada de Alex Steinweiss

El pionero: Alex Steinweiss. No es la que más le representa, pero sí probablemente la más importante. Considerada la primera portada de un disco, Imperial fue diseñada en 1940. El dibujo de los surcos parece querer explicar el artefacto que se vendía dentro de aquella caja cuadrada. La carambola viene con la idea: su autor, Steinweiss, fue al Imperial Theater con un fotógrafo y ambos se las arreglaron para que el dueño de la sala cambiara las letras del rótulo durante una hora y poder así fotografiarlo y que formase parte de la cubierta del álbum. 

La directora de arte: Henrietta Condak. Artista y docente durante treinta años en la escuela de artes visuales de Nueva York, Condak destaca por la cantidad de registros que es capaz de plasmar en sus portadas, fruto de un conocimiento profundo de la industria y de su posición como directora artística en el sello Columbia Records entre 1963 y 1984. Esa posición le permitió trabajar con Milton Glasser y David Levine y rodearse de gente como Paula Scher. Condak procedía del diseño de revistas y su trabajo muestra un gran conocimiento del arte y de la tradición portadista que nació dos décadas antes en su país.

Jeffrey Ahane’s “Bach”. Portada de Henrietta Condak

El artista: Andy Warhol. Warhol trabajó como freelance para RCA. Conoció pues las bondades y las miserias de la industria musical, dejó trabajos fabulosos y, sobre todo, se sacó de la manga la portada más icónica para la banda más icónica de la música pop: The Velvet Underground & Nico.

“The Velvet Underground & Nico”. Portada de Andy Warhol (1967)

Los independientes: Peter Saville & Factory Records. La aportación que me parece más importante de Factory Records y de su más conocido director de arte, Peter Saville en los años 80 es dar valor al propio envoltorio de los discos. Factory Records es una discográfica diferente y con una propuesta musical innovadora. El mismo valor artístico tenía la octavilla que anuncia una fiesta que el lanzamiento de un LP. A modo de factoría, de ahí el nombre, numeraban cada una de las piezas salidas de su laboratorio. Entre ellas, el propio libro que las recoge y explica: Factory Records. The complete graphic album (Fac 461).

“A Factory Sample”. VV.AA. Peter Saville, 1979. Alguna de las 5.000 copias que se hicieron de este mini EP puede aún encontrarse… a más de 200 euros de media

El español: Javier Aramburu. El trabajo de Aramburu (uno de los fundadores del grupo Family) trajo aires nuevos en nuestro país por su elegancia, su personalidad y capacidad de sorprender a sus seguidores. Sus diseños adquieren protagonismo al mismo nivel que las obras musicales que envuelven.

“Un soplo en el corazón”. Family. Portada de Javier Aramburu, 1993
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Uno de los nuestros. Pablo, de nuestro estudio, realiza desde hace años portadas para proyectos propios (Edwin Moses, Los Jaguares de la Bahía) y también en colaboración con artistas como El Columpio Asesino, Nacho Vegas, Joaquín Pascual, etc

¿Vas a diseñar una portada en la era del streaming?

Si te toca hacer el diseño de una portada en 2023, ahí van algunas recomendaciones muy sencillas.

• El título del álbum y el nombre del artista saldrán reproducidos en las plataformas tal cual aparecen escritos en la cubierta. Ahí no hay mucho margen para la experimentación, salvo en casos excepcionales. En cuanto al arte, si es susceptible de ser animado, mejor. Es habitual ya ver reediciones animadas según los requerimientos presentes. Cualquier excusa es buena para dar vidilla a esas portadas tan estáticas: cero nostalgia.

• Diseñar un disco pensando en que puede llegar a editarse en formato físico. Veamos tres novedades de éxito, tres ejemplos de “superventas” rock: las portadas de Blur, Róisin Murphy e, incluso, Neil Young & Crazy Horse (¡él mismo se ocupó!) destilan un amor por el concepto, una dirección artística que claman a gritos quitar las telarañas a nuestras estanterías. Un disco aspira a ser bien hecho, estar bien acabado, dirigirse a todo el mundo. A lo único que no podemos aspirar es a que sea barato: una novedad es un bien de lujo.

• Si te gusta mucho la música, te dedicas al diseño y te piden una portada rompedora, mi recomendación es que recuerdes que eres parte del proceso. Un disco no está terminado sin la portada. Aunque suene a tópico, pásalo bien haciéndolo y no escatimes nada. Ni presupuesto, ni recursos, ni tiempo, que será lo que más te falte.

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Tres favoritos recientes. “Hit Parade”, de Roisín Murphy, obra del portugués Báulio Amado (con la imagen de Beth Frey); “World Record”, fantástico título y disco de 2022 que emplea el álbum de fotos familiar de Neil Young (quien aparece en portada es su padre); y “The Ballad of Darren”, de Blur.

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