La caja azul, o cómo hablar de uno mismo sin que se note mucho
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La caja azul, o cómo hablar de uno mismo sin que se note mucho

Para hablar de uno mismo, sobre todo hace falta tener poca vergüenza. La vergüenza es el ingrediente mas importante de una delicada receta, la de la autopromoción, que, como pasa con la mayonesa, siempre estará a un tris de cortarse. Los otros dos ingredientes son el mensaje —tener algo que decir— y una buena excusa.

Decidir qué proporción de vergüenza, excusa y mensaje resulta tan básico como los propios ingredientes. Os contamos aquí un caso, el nuestro. La excusa: nuestro 15 cumpleaños.

1. Vergüenza

En 2021 cumplimos quince años como estudio. Internamente, la fecha en el equipo suscitaba dudas. Había quien prefería no hacer nada porque veía en eso un innecesario afán de protagonismo. A vueltas con la vergüenza, siempre están los que prefieren pasar de puntillas. Otros, en cambio, pensaban han pasado tantas cosas y hemos cambiado tanto que valía la pena contarlo: de dónde venimos y, aún más, a dónde vamos o a dónde queremos ir. Ganaron estos últimos.

2. Excusa

En América Latina, cumplir quince años significa dejar la niñez. Es el momento de presentarse en sociedad. Ellos lo celebran por todo lo alto. Le ponen toda el alma. De pronto, cumplir quince años no sólo podía ser una excusa sino convertirse en algo más profundo y enjundioso para nosotros.

3. Mensaje

Rehogada la vergüenza, adobada la excusa, era el momento del mensaje. Y de proporción. Qué y cuánto: temperatura y tiempo. En esta tesitura, es frecuente que a personas, empresas o instituciones se nos vaya la mano. Tan malo es no hablar nunca de uno como resultar pesados. En comunicación, la invisibilidad no es útil pero la autorreferencialidad carga, invita a la fuga. La buena comunicación nunca es autorreferencial.

Entonces, ¿cómo íbamos a hablar de nosotros? En otros lugares de esta web insistimos en la naturalidad, en la importancia de decir sin decir… Para nuestro 15 aniversario, intuimos que uno de los hilos argumentales era no mirar al pasado sino, a pesar de todo, congratularnos con el presente y soñar el futuro. O, dicho de otra manera, resistirnos a la doble tentación de la complacencia y la melancolía. ¡Ni dos años de pandemia nos han quitado las ganas de desear!

En segundo lugar, caímos en la cuenta de que en estos quince años ha habido muchos protagonistas, muchos más que simplemente nosotros, los de Errea. Y que era de justicia no sólo reconocerlo y agradecérselo sino necesario invitarlos a participar en la celebración o, como se dice ahora, a cocrear la acción de comunicación que planteáramos. Y hacer así del aniversario un momento profundamente colaborativo. De todos.

Finalmente, una tercera clave venía determinada —sin duda— por el objeto mismo de nuestra actividad. Periodistas, diseñadores, consultores, desarrolladores, analistas… Sobre todo, somos comunicadores. Nos dedicamos a eso: a contar lo mejor que sabemos las historias de otros para que estos resplandezcan, cada uno a su manera. ¿Por qué no hacer de la comunicación un momento y un objeto de reflexión compartidos? Al fin y al cabo, todos los problemas de este mundo se reducen a uno. Éste: la ausencia de comunicación verdadera. La perversión de la comunicación conduce sin remedio a la manipulación, al engaño, al sometimiento, a la violencia. ¿Hay lugar para el amor?

Resultado: la Caja Azul

La historia de la caja azul es la historia de una particular manera de celebrar un aniversario, la nuestra, y por extensión un estímulo para que cualquier compañía o institución se plantee el suyo sin miedo a romper algunos esquemas.

La caja azul incluye tres objetos y cada uno tiene un sentido:

En primer lugar, la importancia crucial de una historia bien escrita, que cobra forma en ‘Todos los deseos del mundo’, un relato de Grassa Toro con ilustraciones de Ana Yael. La acción de ‘Todos los deseos del mundo’ sucede en 1990, justo después de caer el muro de Berlín, en un pueblecito francés pegado al Pirineo. La protagonizan un periódico, Le Grand Midi, un grupito reducido de personajes y una sección que invita a los lectores del diario a compartir sus deseos. Esa sección se convierte en seguida en una maravillosa plaza pública y dispara la circulación de Le Grand Midi por unos meses, antes de que se diluya en el océano digital. En nuestro aniversario no podía falta un libro. Ni Carlos, ni LaCala de Chodes…

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Cubierta, portada y detalles del libro ‘Todos los deseos del mundo’, un relato de Grassa Toro con ilustraciones de Ana Yael.

Por muchas razones, pero sobre todo por convicción, en nuestro aniversario y para hablar de nosotros tampoco podía faltar la infografía. El segundo objeto de la caja azul muestra la especial vinculación del estudio con los gráficos y con la visualización de datos como canales decisivos de comunicación en el mundo actual. En 2021 obtuvimos un Laus de Oro y el Best of Show en los Premios Malofiej gracias al proyecto ‘Diario Visual de la Cuarentena’. ‘Relación de asombrosos dizque hallazgos acerca de la comunicación humana y su evolución’ es una reinterpretación libre de catorce hitos que han tenido una influencia decisiva en la manera de comunicarnos, consumir, relacionarnos…. Su autor, el artista Jaime Serra, traza en esta carpeta-catálogo una heterodoxa, elástica e imaginaria —aunque no por ello menos real— cronología razonada de la comunicación humana.

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Cubierta, portada y detalles del libro ‘Todos los deseos del mundo’, un relato de Grassa Toro con ilustraciones de Ana Yael.

Para contextualizar mejor los hallazgos de Serra, la carpeta incluye al final un desplegable realizado por Cristina Errea y Alberto Molina que recoge hasta 134 acontecimientos históricos —esta vez sí, absolutamente reales— agrupados en cinco categorías: tecnología, ideología, sentimientos, comunicación general e historia. 

En nuestro aniversario no podían faltar la infografía ni Jaime Serra… ni los periódicos. El tercer objeto de la caja azul habla de nuestra larga historia de amor con ellos. Sólo en soporte impreso, hemos diseñado o rediseñado más de 70 en los cinco continentes. Entre ellos, Libération en Francia, The Independent o The Scotsman en Reino Unido, Dagens Nyheter en Suecia, La Nación en Argentina, El Universal en México, Al Bayan en Dubai, Malayala Manorama en India… Teníamos que hablar de ellos porque forman parte de nuestras vidas y porque creemos que los diarios son herramientas esenciales para la construcciones de sociedades democráticas, acogedoras y dialogantes. Pero no queríamos hablar de ellos enseñando nuestro portafolio. Y así las portadas de todos diarios impresos diseñados o rediseñados por Errea sirven de lienzo para que otros tantos ilustradores, diseñadores y tipógrafos amigos —muchos de los cuales han trabajado con nosotros en este tiempo— las intervengan libremente y reflexionen por ahí sobre el papel de los medios. Porque un periódico también sirve para crear y hacer arte, ahí están las piezas que nos regalan nombres como Isidro Ferrer, todo un premio nacional de Diseño, y Lily, una niña de siete años, la hija de nuestro compañero Pablo. O Javier Jaén, Javirroyo, Sónia Matos, Pep Carrió, Aitana Carrasco, Elena Goñi, Pablo Bernasconi, Mikel Urmeneta, Ulises Culebro, Diego Areso, Rodrigo Sánchez, Mónica Serrano, Pedro Salaberri, Mila García, Álvaro Valiño, Fernando Baptista, Francesco Franchi, Søren Nyeland, Flor Abd, Andrea Platón, Ale Bliffeld…

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Portada que se basa en el microrrelato de Julio Cortázar ‘Diario a diario’, publicado en el volumen ‘De cronopios y de famas’ (1962) y dibujado por Pablo Errea. A continuación, las interveciones sobre portadas de Aitana Carrasco, Diego Areso, Pep Carrió, Pablo Bernasconi.

Con Grassa Toro, con Jaime Serra, hasta ochenta personas nos dimos cita en Pamplona en diciembre de 2021 para reflexionar juntos sobre la comunicación y festejar indirectamente un aniversario. Para regalar una caja azul que dice sin decir. Necesidad de reconocimiento, vanidad, posicionamiento en el mercado, agasajo a clientes y potenciales clientes o, simplemente, ganas inmensas de compartir. O de todo un poco.

Intrahistoria de nuestra web

Esta misma web que navegas, desde su url hasta la tipografía o el color, es el resultado de muchas idas y venidas. ¡De tantos miedos y complejos! Al fin y al cabo, una página web ‘dice’ mucho de una compañía. No es lo mismo teorizar o aconsejar a otros que concretar sobre uno mismo. Concretar significa descartar, arriesgar, elegir. Exponerse.

¿Cómo contar quiénes somos y qué hacemos a través de nuestra web?

Hace quince años nos echamos al camino con todas las dudas del mundo. Quince años después, aún seguimos caminando y dudando. ¡Es tan bonito dudar! Fijaos: sabemos que queremos seguir siendo nosotros mismos, pero también sabemos que queremos ser otros. Los mismos y otros: vaya lío. Nuestra web es, el reflejo de este lío. Muestra un equipo que está cambiando en medio de un mundo que no cesa de cambiar. Y un punto de vista fuerte.

No es un portafolio sino una apuesta. Aquí, encontraréis historias nacidas de algunos de nuestros proyectos. Sentíamos que queríamos compartir cómo se gestaron esos proyectos, qué dificultades vivimos, qué cosas valiosas y qué aprendizajes nos llevamos al zurrón, qué os podía interesar más allá de lucir clientes, logros o premios… En definitiva, abrimos el corazón de nuestro trabajo y nos exponemos sin demasiado rubor.

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En nuestra tienda
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La Caja Azul

Un homenaje a lo impreso para celebrar los 15 años del estudio. Una caja que incluye tres objetos impresos expresión de la trayectoria de Errea.

 

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