Periódicos, Iglesia y King’s League
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Periódicos, Iglesia y King’s League

En las últimas semanas se han rediseñado algunos diarios españoles más o menos importantes, alguno incluso ha rediseñado su versión impresa, quizá por descuido… 

Antes, cuando se sabía que un diario iba a lanzar un nuevo proyecto gráfico, el mundillo periodístico entraba en ebullición, cundía una excitada ansiedad. Era noticia. Y cuando, por fin, se presentaba, corríamos a los quioscos a comprarlo, no fuera que la edición se agotase y nos quedáramos con la colección incompleta. Porque, sí, coleccionábamos ejemplares de rediseños. Yo guardo muchos. 

Una vez en la calle, se vertían de inmediato ríos de tinta, se invitaba a los protagonistas de esos proyectos a que los explicasen en jornadas y congresos correspondientes, se concedían premios de mucho relumbrón. Había pálpito. 

Recuerdo esos rediseños como si fuera hoy. En algunos tuve incluso la suerte de participar. Los pude vivir en primera persona. Siempre digo que nuestro estudio ha acumulado un amplio portafolio, pero que llegó tarde a la edad de oro del diseño periodístico: desde la invención del ordenador portátil a la del smartphone, hacia 2007 o 2008. Con pocas excepciones, para cuando nosotros nos hicimos un hueco y llamaban a nuestra puerta, los diarios habían entrado ya en su fase declinante y defensiva. Sólo con haber estado ahí una década antes y ahora nadaríamos en la abundancia. La vida…

2009. Javier Errea, trabajando junto con Antonio Martín y la subdirectora de Libération, Stpehanie Aubert, en la antigua redacciión de la rue Beránger de París. En la pared, las páginas en proceso del primer número del rediseño de septiembre de ese año. En 2015, desarrolaríamos un segundo proyecto gráfico para la cabecera francesa.
2009. Bocetos realizados por Javier Errea para el proyecto de rediseño de Libération de 2009.
2011. Javier y Pablo Errea, junto al equipo de diseño de Jornal de Notícias (Oporto, Portugal) en la rotativa del diario la noche del lanzamiento del nuevo diseño. Para JN también trabajaríamos en un nuevo rediseño en 2018.
2010. Bocetos del cuyaderno de trabajo de Javier Errea para el rediseño de El Correo Gallego (Santiago de Compostela, España).
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Imágenes de tres proyectos realizados entre 2009 y 2011: Libération, Jornal de Notícias y El Correo Gallego.

Los últimos rediseños de la prensa española han llegado sin pena ni gloria. Dicho sea con todo el respeto. En realidad, nadie esperaba nada y nadie ha vibrado con ellos. No son emocionantes. Nada aportan de enjundia. Es como si hubieran arrancado con el freno de mano, como si ni siquiera sus autores se los creyeran. Sus propuestas, apenas correctas, sólo certifican que las compañías editoras viven la angustia de la desorientación: cómo vivir en un tiempo en el que la influencia de los periódicos se ha desplomado. Porque ésa es la clave: los diarios pintan poco, muy poco, cada vez menos, dentro de poco nada. Un rediseño hoy no importa a nadie, no es noticia.

La realidad del periodismo —impreso o digital, da lo mismo— se asemeja mucho a la de la Iglesia católica. Dos instituciones poderosísimas hasta anteayer que viven hoy una profunda crisis de influencia… y no lo pueden soportar. 

Los diarios se creyeron invencibles, ignoraron el virus digital, regalaron soberbios la información. No se dieron cuenta de que lo verdaderamente esencial era el canal de distribución. Convengamos que también el contenido, pero menos. La Iglesia también ha pecado de soberbia. Pese a intentos desesperados, ve cómo se vacían sus parroquias, cómo caen en picado los índices de asistencia a misa, incluso el porcentaje de la población que se declara católica o creyente. No es que el mensaje no funcione, porque el Evangelio de Jesús de Nazaret sigue siendo igual de revolucionario; lo que ya no sirve es el canal de distribución por el que transita. El formato misa es presencial y caduco, no engancha. No es demagogia. Por ejemplo, el declive católico en América Latina se suple con un ‘boom’ inusitado de movimientos evangélicos. Por algo será. Al menos, convendría pensarlo. Pero Iglesia católica, desorientada, convencida de que su propuesta es la buena, no acierta a entender.

A los diarios y a la Iglesia católica les cuesta aceptar el nuevo paradigma. Conservan una pequeña parte de su influencia y se agarran a ella. Disponen de herramientas de distribución, bien que obsoletas, pero herramientas al fin y al cabo, y se aferran a ellas… Se aferran a una estrategia paliativa en lugar de acoger con gozo la oportunidad que tienen delante, y asumir su riesgo. Porque, les guste o no, ya no tienen nada que perder.

Hay más concomitancias interesantes. El fútbol, por ejemplo. La codicia ha llevado al modelo actual a bordear el agotamiento. Los clubes grandes andan tramando una superliga europea para cambiar el estado de cosas… con fórmulas que—creo— van a nacer viejas. El ex futbolista del Barcelona Gerard Piqué, en cambio, ha sido capaz de idear un modelo de liga de fútbol radicalmente nuevo. Su éxito es arrollador. Cada domingo, más de tres millones de personas siguen por Twitch la jornada de la King’s League.

No es casualidad. Conjuga hábilmente partidos presenciales, el glamour de infuencers, y ex futbolistas, humor, agilidad y frescura en las retransmisiones… Y, además, incorpora elementos de juegos de mesa como ‘Catán’ o de los concursos televisivos tipo ‘Pasapalabra’: cartas secretas y comodines que permiten sorpresas, cambios de rumbo inesperados, vuelcos. De esta manera, la King’s League no es sólo fútbol sino mucho más. Y la audiencia se entrega. No hay más que ver el entusiasmo del flanco joven de la audiencia, y cada vez más también el del flanco menos joven. Pensar que TikTok es un canal exclusivamente de chavales es no entender nada.

Es evidente que la Liga de fútbol, la Iglesia católica y los diarios están llamados a tomar decisiones de hondo calado. Y que, cuanto más posterguen su puesta en marcha y se aferren a fórmulas de otro tiempo, más difícil será recuperar su papel central en la sociedad. Si es que eso es posible a estas alturas.

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